La importancia de la Inteligencia Social. De nada sirve poseer unos amplios conocimientos técnicos si no dispones de los recursos emocionales para usarlos adecuadamente.
Hasta hace muy poco, al hablar de la inteligencia, casi todos la relacionábamos con la capacidad de una persona para resolver problemas. Es decir, el coeficiente intelectual lo era todo. Sin embargo, recientemente, y a partir de la investigación y experimentación, se ha puesto en valor otros tipos de inteligencia, y la inteligencia social es una de las más destacadas.
¿Por qué es importante la inteligencia social? La inteligencia social es la quinta habilidad más demandada en el mercado laboral, especialmente en roles de liderazgo. Las empresas reconocen su valor al buscar talento capaz de adaptarse a nuevas situaciones, resolver conflictos y construir relaciones sólidas con el resto de trabajadores y los clientes.
Esta habilidad potencia la colaboración en equipo, mejora la comunicación interna y contribuye a un ambiente laboral más positivo. Además, la empatía, como parte de la inteligencia social, permite interpretar correctamente las emociones de los demás, facilitando la comprensión de distintos puntos de vista y logrando acuerdos con mayor facilidad.
Se ha demostrado que los líderes con alta inteligencia social son más efectivos en la gestión de equipos y en la implementación de cambios organizacionales. En este sentido, son capaces de crear un ambiente de trabajo colaborativo y de fomentar tanto el crecimiento personal como profesional de sus empleados.
En este sentido, E. L. Thorndike, el primer psicólogo en proponer una teoría sobre la inteligencia social, en 1920, planteó en su artículo La inteligencia y sus usos que: “la falta de inteligencia social puede convertir al mejor de los mecánicos de una fábrica en el peor de los capataces”.
Se trata de aprender a relacionarse de forma efectiva con los demás, para colaborar y conseguir objetivos comunes. Entonces, ¿cómo desarrollar tu inteligencia social? Primero que todo debes trabajar la empatía; consiste en que desarrolles la capacidad para detectar las expresiones emocionales de los demás y comprendas tanto su lenguaje verbal, como no verbal.
Crea sintonía. Procura prestar atención a tu interlocutor a partir de una escucha activa. Mejora la sincronía. Agiliza la interacción para favorecer la comunicación, ya sea mediante preguntas y respuestas o a través de elementos de comunicación no verbal, como asentimientos, gestos de duda, etc.
Sé Empático. Trata de comprender los motivos reales que están detrás de los sentimientos detectados a través de la empatía primordial, la sintonía y la sincronía. Desarrolla la cognición social. Supone que seas consciente de las reglas que rigen el funcionamiento de un grupo.
Cuida tu presencia. Intenta transmitir la impresión adecuada según las circunstancias en las que te encuentres. Gánate la confianza. Trata de causar una impresión favorable en el otro de tal modo que des sensación de calidez y confianza. Muestra interés. Recuerda que practicar regularmente en diferentes contextos te permitirá adaptarte mejor a las situaciones y mejorar tus interacciones personales y profesionales.